Bajo las tijeras de Sidony Cloud, calendarios pin-up y revistas de glamour chocan con libros de cocina y publicaciones culinarias, los dos grandes géneros que durante mucho tiempo han asignado a las mujeres papeles estrechamente definidos. Pero esta traviesa colisión genera un cortocircuito inesperado: quienes pensaban que venían a consumir podrían acabar siendo consumidos. Atrapado en el hilo del deseo, el espectador vacila ante esta quimérica síntesis de instintos. La alegre analogía entre cuerpos y comida se convierte en un capricho al que no se sabe si resistirse o entregarse.

Al desdibujar los códigos del apetito, Pin-Up Food puede hacer rechinar algún diente, pero sobre todo nos hace reírnos de nosotros mismos, con su divertido atajo entre el ritual de la cena romántica y el encanto vintage de la bagatela.