"El sol se pone y se levanta. Aunque intentamos domarlo con el tictac de nuestro reloj, baila al compás del valle de la luna". El desierto jordano de Wadi Rum, traducido al español como "Valle de la Luna", es famoso por sus arenas rojas, su topografía similar a la de Marte y sus tribus nómadas beduinas.

El proyecto, rodado íntegramente en 35 mm en blanco y negro e impreso a mano por el artista en el cuarto oscuro, sugiere una perspectiva visual alternativa, rastreando la imaginación del espectador a través de una descarnada representación de este mundo onírico y sus efemérides, ofreciendo una ventana subjetiva a una realidad no limitada por el tiempo o el lugar. El Valle de la Luna, un paisaje que ha permanecido inalterado durante miles de años, aunque aparentemente transitorio, presenta un diálogo visual con el desierto y sus trascendentales oscilaciones entre el hombre y la naturaleza, la luz y la oscuridad, la realidad y la imaginación.

"En las tradiciones beduinas, cuando nace un bebé, el padre caza un escorpión, luego lo quema y lo tritura, lo mezcla con aceite de oliva y lo aplica sobre el cuerpo del niño en la creencia de que el tratamiento protegerá al infante de los escorpiones durante su vida.

Estas fotografías son un escorpión para el desierto. La imagen se captura y se mece con productos químicos, y luego se aplica en el ojo de su mente, con la creencia de que el tratamiento la protegerá de las suelas errantes de los humanos durante toda su vida.

Como talismanes de su reino psíquico, las imágenes brotan del verdadero lugar de nuestros sueños colectivos, pero son igual de efímeras en sus capas cambiantes de forma, sosteniendo todo lo que es luz y oscuridad en los delicados pliegues del ardiente sol de la tarde. Dentro de las rojas costuras de la tierra, las hojas florecen a los secretos eternos que el polvo mantiene enterrados. Las orejas se ampollan en su roca, perseguidas por la sombra proyectada de un hombre con sandalias. La sombra se irá, pero la arena se quedará, hasta que ella también se desplace, a través de la espina dorsal del desierto". Del texto de Shana Chandra